El palacio de la Aljafería de Zaragoza es el hermano menos conocido del tridente de la arquitectura islámica en España. Junto con la Alhambra de Grana y la Mezquita de Córdoba, la Aljafería de Zaragoza es un importante edificio mudéjar, que ha tenido múltiples funciones y que merece la pena visitar para hacer un recorrido por la historia de Aragón y las diferentes culturas que han pasado por este territorio. Pero no solo eso, la Aljafería cuenta con el atractivo de ser el palacio musulmán más lujoso y mejor conservado de la época Taifa en toda Europa.
Este palacio-fortaleza se mandó construir en Zaragoza en el siglo XI por iniciativa de Al-Muqtadir, para servir como residencia de los reyes hudíes en sus épocas de vacaciones. Es decir, sirvió como lugar de recreo en pleno esplendor del reino taifa en territorio español. Más tarde, con la conquista de los reyes cristianos, este recinto pasó a ser una residencia más de los monarcas cristianos. Unos siglos después, en 1492, se convirtió también en residencia de los Reyes Católicos. Posteriormente, tuvo más usos, ya que sirvió de fortaleza militar y sufrió muchos desperfectos durante la Guerra de la Independencia.
En cuanto al palacio, se divide en varias zonas. La más antigua de todas es la torre del Trovador. Una torre defensiva separada en dos plantas que alberga la zona más antigua de este monumento levantada por los musulmanes. Después, dentro del palacio taifa, se encuentran las estancias en las que se dividía el lugar. Uno de los lugares más famosos es el salón dorado, que hacía las veces de habitación real. Aquí se pueden apreciar, en su entrada, los famosos arcos típicos de la arquitectura musulmana de esos siglos. Otro lugar de gran importancia dentro de la Aljafería de Zaragoza es, sin duda, el patio de Santa Isabel. Un patio que recuerda a los de la Alhambra, aunque en un tamaño menor.
Dentro del edificio, también se encuentra la iglesia de San Martín, ya que tras la conquista, se quiso convertir el palacio dándole un toque cristiano, como ocurre en la Mezquita de Córdoba. Por su puesto, el salón del trono, es otro lugar destacado, ya que aquí se hacían las principales recepciones.
Una historia tan dilatada ha servido para que se le haya dado muchos usos. En el siglo XV hizo las veces de Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Después, en los siglos posteriores fue base militar, cuartel y cárcel. En el siglo XVIII también fue base del ejército francés.
Los deterioros hicieron que fueran necesarias las grandes obras para su rehabilitación y para que esta construcción no se perdiera. Ahora, además de ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es también la sede de las Cortes de Aragón y sitúa a Zaragoza en el mapa de ciudades con grandes construcciones históricas.
La mejor manera de conocerlo es mediante las visitas guiadas, que te narrarán mejor las historias que se vivieron dentro de estos muros, que son muchas. El acceso no es complicado, aunque es mejor sacar la entrada antes de ir hasta la Aljafería, al igual que pedir una guía. Este emblema, ahora sede de las cortes aragonesas es un lugar más que imperdible en Zaragoza.
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