El barrio de La Latina es de los más carismáticos de Madrid que te recomendamos descubrir en tu próximo viaje a esta vibrante capital española.
Sus calles conservan el trazado irregular de origen medieval, como puede verse en el plano de la Villa de 1656. Algunos de sus nombres (puerta de Moros, plaza de la Cebada, calle de la Morería, la propia Latina) nos trasladan a un tiempo antiguo en que esta zona era el verdadero centro de la vida en la ciudad. El barrio de la Latina es uno de los más populares, castizos y de los que más movimiento tienen de Madrid. Es una zona con muchos bares de tapas y con un ambiente estupendo para salir de cañas y conocer gente.
Por su parte, San Andrés es un barrio ubicado en el corazón de la Latina, y lleva siglos atrayendo visitantes. Es un destino turístico y tiene un encanto del viejo mundo que lo hace destacar de otras partes de Madrid. Pero no hay solo terrazas y tapas en la Latina, también hay mucho patrimonio con dilatada historia que es poco conocida.
Para el Ayuntamiento de la capital, esta zona es parte del barrio denominado Palacio, dentro del distrito Centro de Madrid. Pero para los madrileños, el área comprendida entre la calle Segovia, las Vistillas, la Puerta de Toledo, la plaza de San Andrés, el Rastro y la plaza de la Cebada no se llama de otra forma que La Latina.
El nombre del barrio se debe a doña Beatriz Galindo, humanista y preceptora de la familia de los Reyes Católicos. La llamaban la Latina por ser maestra de latín de la reina y sus hijas. A ella se debe la fundación del hospital de la Latina en el solar donde hoy se encuentra el Teatro La Latina.
Si hay un corazón del barrio de la Latina, ese es la plaza de la Paja, una de las plazas con más encanto y más animadas de todo Madrid. La plaza toma el nombre del mercado de la paja que se celebraba aquí antiguamente. A un lado de la plaza de la Paja, una puerta muy discreta da acceso a la capilla del obispo del siglo XVI del palacio de los Vargas, concebida inicialmente como capilla funeraria de San Isidro. En su interior se encuentra un retablo plateresco de mármol que es uno de los pocos ejemplos de arte gótico de Madrid. Muy cerca de esta capilla se encuentra el jardín del Príncipe de Anglona, un hermoso “jardín colgante” de estilo neoclásico que era el jardín de palacio de la corte Madrid a finales del siglo XVIII.
Si buscas restaurantes o bares de tapas tienes que dirigirte a las calles de La Cava Alta y la Cava Baja. Son de las calles más importantes donde antiguamente se alojaban los visitantes del a villa en sus fondas y posadas. En las inmediaciones de las cavas y de la plaza de la Paja hay dos de los restos más visibles de la segunda muralla de Madrid, considerada la primera muralla cristiana del siglo XII.
Entre las visitas a sitios interesantes del barrio, no puede faltar el Museo de San Isidro para descubrir los 500.000 años de historia de la región de Madrid. La basílica de San Francisco el Grande es una visita interesante porque dentro alberga una cúpula de 58 metros de altura y 33 metros de diámetro que es la tercera más grande de la cristiandad.
Si buscas tranquilidad también puedes visitar el bonito jardín de las Vistillas. Se llama así por las espectaculares vistas hacia la catedral de la Almudena y la Casa de Campo. Ahora bien, pocas cosas hay más típicas en Madrid que una mañana de domingo en el Rastro. El mercado callejero de la capital por excelencia que solo disfrutarás en este barrio.
La Ribera de Curtidores y la plaza de Cascorro son solo dos de las muchas calles y plazas ocupadas por vendedores ambulantes de ropa, accesorios, bisutería, decoración, revistas de segunda mano o de antigüedades de todo tipo. Después de un paseo por el Rastro, la costumbre es ir a tapear o de “latineo” por Las Cavas. El plato estrella del barrio son los huevos fritos o rotos. Los de Casa Lucio –uno de los mejores restaurantes de cocina madrileña de la ciudad–son los más famosos. Pero también están las tortillas de patata de Juana la Loca o la barra castellana de la Posada de la Villa. O la pringá de cocido o los callos a la madrileña del Malacatín.
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